viernes, 23 de mayo de 2014

TORNADO

Sarah, 28, se agarra al sentir dolor en la cabeza mientras descansa en su hogar en Joplin, Mo. en noviembre de 2011. Seis meses después del devastador tornado del 22 de mayo, Sarah sigue con dolores por causa del golpe que recibió en la cabeza cuando el restaurante en el que trabajaba quedó destrozado. 'Estoy preocupada. Qué me pasa acá arriba? Por qué tengo chichones nuevos y me duelen?' dijo

(Al cumplirse 3 años del desastre, publico esta traducción de un reportaje que hice en noviembre de 2011, es decir seis meses después del tornado.)

Cuando el equipo de rescate encontró a Sarah, una mesera de 28 años, estaba tirada en el piso luego de recibir un fuerte golpe en la cabeza. El restaurante en el que trabajaba había quedado completamente destrozado. Víctima del tornado que arrasó en Joplin, Missouri el 22 de mayo de 2011, un helicóptero la llevó al Washington Regional Medical Center en Fayetteville, Arkansas donde los doctores le dieron puntos en la cabeza y pasó una semana en la unidad de cuidados intensivos. "Gritaba 'Jesús! Jesús!' Y luego algo me golpeó," recuerda Sarah. Por ser indocumentada, su nombre real no lo comparto. A pesar de haber llegado a los Estados Unidos hace 18 años con su madre, todavía corre el riesgo de ser deportada.

Para las personas viviendo en EEUU sin documentos, la tormenta de Joplin ha creado una serie nueva de problemas e incrementaron la ansiedad de poder ser encontrados. Sin la posibilidad de buscar ayuda del gobierno, terminan en el limbo, dependiendo de la compasión de instituciones religiosas y personas de la comunidad. Pero muchas veces no es suficiente para todas sus necesidades.

Al preguntarle qué perdió en el tornado, Sarah se ríe y responde, "Mi cerebro!" El golpe que recibió agravó sus problemas pre-existentes, incluyendo su condición bipolar y desorden de personalidad borderline. Además de su deterioro físico y psicológico, también perdió el sentido del olfato.

A pesar de que el impacto físico de trabajar le pudiera causar a Sarah daños adicionales a su cerebro, está aplicando para un nuevo empleo. "Seré mesera otra vez. Creo que estoy lista," dijo. "Tendré que tomarlo suave y empezar con pocos días a la semana; me duele mucho el cerebro, y eso me frenaría. No quiero ser una carga para el restaurante pero mis compañeros de trabajo tendrían que cuidarme cuando esté como que, 'Hey, no puedo trabajar ahora mismo,' ellos tendrían que hacerse cargo de mis mesas o no sé. Y no es fácil para un negocio contratar a una persona que necesita como una niñera, sabes? Yo no era ese tipo de empleada," dijo.

Sarah está en el proceso de solicitar de su antiguo empleador compensación del trabajador para ayudar a pagar facturas médicas pendientes y futuras visitas al neurólogo que no ha podido ver. El problema está en que usó un apellido falso en sus documentos, uno que no concuerda con el que aparece en las facturas del hospital.

Sarah buscó ayuda de la Federal Emergency Management Agency (FEMA) pero el gobierno sólo provee ayuda a ciudadanos americanos. Ahora, seis meses más tarde, vive de contribuciones de sus amigos y de un dinero que recibió de la Iglesia para pagar medicinas y gastos.

En la última semana de octubre, Sarah fue ingresada al Joplin's Freeman Hospital luego de sufrir un ataque de nervios. Tenía una consulta de seguimiento pautada para noviembre, pero no la podían tratar al menos que tuviera un número de seguridad social. "Es horrible ser un inmigrante! Lo odio!" dijo frustrada. "Se supone que vaya a ver al neurólogo y no puedo. Tengo todo este dolor y no sé qué significa. Sólo un neurólogo me puede decir. Así que me auto-medico y fumo marihuana."

Incapaz de cuidar de sus propios hijos, terminó teniendo que repartirlos. Su hijo de 13 años fue a vivir con su mejor amiga en Joplin. Pero sus dos hijas, de 3 y 6 años, terminaron con su papá en Indiana. El papá es ciudadano americano y fue pareja de Sarah durante 9 años, pero terminó en prisión poco después del tornado cuando abusó de Sarah en una disputa doméstica. Ya había embarazado a otra mujer, así que cuando lo soltaron Sarah dejó que se llevara a las niñas para que conocieran a su nueva hermanita que iba a nacer en diciembre. "Amo a mis hijas, sí, pero no estoy lista para ellas ahora mismo," Sarah dice casi seis meses después del incidente.

Considerando las discapacidades de Sarah en este momento, la difícil decisión de separarse de sus hijas parece tener sentido. Experimenta flashes repentinos y esporádicos de dolor punzante en la cabeza a lo largo del día, y uno de los doctores le dijo que incluso con reposo la recuperación puede tomarse de seis meses a un año.

"Tuve que aprender a bañarme otra vez, tuve que aprender a cocinar otra vez, y lo hacía todo muy despacio," dijo. "Llevar a los niños al parque o conducirlos a algún lugar también eran hazañas difíciles." Sarah quisiera reunirse con sus hijos, pero no sabe cuándo va a estar sana otra vez. "Cuando me sienta normal y cuerda de nuevo," dijo. "Cuando no tenga este dolor que me causa llanto. Cuando no me vean así. Así que falta un tiempo todavía."

Editado por Michael J. Grinfeld.

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