(Zona Colonial de Santo Domingo, RD, 2009)
La
primera vez que alguien se acerca a Roque Félix lo primero que hace es pedirle
una foto. Con razón él se considera el hombre más fotografiado del Conde, y
puede que esté en lo cierto. Y es que en el ambiente casual de la Zona, sus
bigotes y su ropa impecable llaman la atención. Luego de la fotografía la
persona puede que entable una conversación con él. Ya ahí de cerca notaría las
manchas de café y rastros de quemadas de cigarrillo en su camisa, y se
enteraría de que Roque mismo la confeccionó veinte años atrás cuando trabajaba
junto a su hermano en su sastrería de la Arzobispo Portes. El le hablaría sobre
chacabanas, le contaría de su origen Palestino, de Trujillo, de su
participación en la Guerra de Abril, y de la vez cuando en Nueva York la gente
confundió a Roque Félix con un Rockefeller.
Jennifer, 25, hija de Roque, a veces recoge a su papá en El Conde para acompañarlo a la casa. |
Pero
quien logra hablar con él más de una vez logra pasar más allá del primer
discurso repetido. Roque tiene más de 50 años yendo a la misma cafetería. “Desde
que viene aquí tempranito hay que ponerle su café, y un cenicero porque fuma
mucho. Lo de Roque na´má es eso como quien dice: mucho café y cigarrillos!”
cuenta Franklin, empleado de La Cafetera. Los empleados y los clientes usuales lo
conocen mejor: saben que tiene una esposa, Josefina, casi 30 años menor que él;
saben que tiene cinco hijos y que tres aún viven en casa: Jennifer, Ismael y Habrán;
saben que Jennifer, 25, es muy atractiva y que cuando busca a su papá en La
Cafetera todos los hombres la persiguen con los ojos; saben que Ismael, 18, tiene
el pelo muy largo y la sonrisa muy grande; saben que Habrán tiene 13 años y síndrome
de down, por lo que Josefina pasa todo el día con él.
También saben que Roque,
82, pasa gran parte de su día con su hermano menor, Antonio, 67. Lo habrán oído
mencionar, aunque nunca lo habrán visto porque hace años que no sale de su
apartamento. Vive en una segunda planta, en el mismo edificio que la familia de
Roque.
Habrán, 13, es el hijo menor de Roque. |
“Yo prácticamente vivo aquí. La familia está abajo. Yo bajo a veces, de vez en cuando. Hay días que no bajo,” explica Roque. |
Antonio
(cariñosamente “Sueta”) está en silla de ruedas luego de un accidente que le
fracturó la columna 26 años atrás. Cuando Antonio se divorció de su esposa, y
debido a su condición delicada, Roque se mudó con él para cuidarlo, dejando a
su esposa e hijos en el primer piso. “Yo prácticamente vivo aquí. La familia
está abajo. Yo bajo a veces, de vez en cuando. Hay días que no bajo,” explica
Roque.
Antonio disfruta mirarse en el espejo mientras come. Roque usualmente está a cargo de cocinar para ambos tres veces al día. |
“Lo estoy haciendo con mucho amor, mucho amor, porque no puedo vivir sin él, ni él sin mí.” dice Roque sobre cuidar a su hermano. |
Antes de salir al Conde, Roque se asegura de dejar un vaso de agua y el teléfono cerca de la cama de Antonio. |
Camina
por la Sánchez y el Conde, respondiendo a cada saludo por la calle de gente que
le grita, “Don Roque!” mientras sigue andando. A veces ni gira la cabeza, de
todas formas no ve bien de lejos y no sabría de dónde viene la voz que lo
saluda. Pero aún así levanta la mano derecha (en la izquierda tiene su
cigarrillo), y responde sonreído con un enfático, “Ey! Cómo ‘tamo?” Se detiene
en varios banquitos a lo largo del Conde, donde amigos lo llaman para un juego
de ajedrez.
Regresa
un par de horas más tarde a la casa a preparar la comida. Josefina a veces lo
ayuda, aunque en ocasiones ni se ven.
Roque y
Josefina se conocieron en la Zona Colonial. “Yo la vi una noche con una amiga
en el Conde y me gustó y la invité a tomarme una cerveza y una cosa. Nos
hicimos amigos. Me enamoré de ella. Yo tenía como 45 años y ella 17,” cuenta
Roque. “Ella siendo una mujer tan joven yo diría que yo le caí bien. Yo no le
disgustaba,” dice. Tiempo más tarde se casaron y sus cinco hijos nacieron en este
mismo apartamento de la calle Sánchez. Hoy, la dinámica en el edificio ha
cambiado.
Por las
noches, Roque ahora duerme con su hermano.
Al acostarlo, se sienta un rato en una silla a ver televisión en la sala que
quedó casi vacía con la partida de la ex-esposa de Sueta. A la mañana
siguiente, Roque comieza la misma rutina de manera natural. “Lo estoy haciendo con
mucho amor, mucho amor, porque no puedo vivir sin él, ni él sin mí.”
Cuidar de Antonio resulta exhaustivo para Roque. En ocasiones se queda dormido a mitad del día. |
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Muchas veces me preguntan cómo la gente me deja entrar a sus casas para fotografiarlos, sin conocerme. También me preguntan cómo hago para que no me afecten emocionalmente las historias que retrato. En verdad no tengo una respuesta para ninguna de esas preguntas. Las cosas simplemente pasan de manera natural, y uno se termina involucrando más con unas historias que con otras. La de Roque fue la primera historia documental que he trabajado, y ciertamente una de las más especiales. Me mudé unas semanas a la zona colonial en el 2009 para estar más cerca de él. A veces pasaba todo el día con él y su hermano, aunque no estuviera pasando nada. Otras veces sólo nos veíamos un momentito mientras se bebía su café. El hecho de ser ambos descendientes de inmigrantes árabes hizo que yo le simpatizara más rápido. El cariño fue mutuo y se desarrolló rápido. Con su familia completa también me llevaba bien, y aún años más tarde cuando pasaba a saludarlo nos despedíamos con un "te quiero mucho."
Poco después de salir publicadas algunas de estas fotos en el periódico, hace cinco años, recuerdo el momento en que recibí la llamada de una sobrina suya para avisarme que Antonio había fallecido. También recuerdo que cinco semanas más tarde recibí otra llamada, esta vez del extranjero:
- Tatiana, te habla Miriam, la hermana de Roque desde Toronto. Hace días te quería llamar para felicitarte por el reportaje. Luego murió Antonio y no tenía ganas de hablar. Te estoy llamando porque viendo la foto de Roque y su hermano que salió en el periódico escribí unos versos, como en rima. Si quieres te los leo.
A la Honorable y distinguida joven fotógrafa
TATIANA FERNANDEZ
Con relación a la foto de mis hermanos Don Roque y Jesús Antonio Felix Mufdi Abudeyes, tomada por ella
Tú penetraste en su mente
tú descubriste su miedo
su sufrimiento, su lucha
por salvar su hermano enfermo.
También su profunda pena
del desválido impotente
el que no puede hacer nada
el que casi ya no duerme
pues teme perder al hijo
so apareciera la muerte
liberadora de angustias
realidad de ser viviente
A Tatiana
La nobleza escondida
la hiciste relucir
obedeciendo los sentimientos
hermanos de tu alma
que brotan de las raíces
de quienes te procrearon
Tatiana
No retratastes la opulencia
la arrogancia, ni el poder
retrataste la nobleza
encarnada en el amor
del anciano casi ciego
del que con amor y desvelo
pasa el tiempo con su hermano
dando amor, dando aliento
con la fuerza que proviene
seguro del mismo cielo
Mriam F- Mufdi d'Audibert G,
Toronto,Ontario, Canada
De más está decir que cuando Miriam terminó de leerme esto las lágrimas ya se me salían del otro lado del teléfono.
Un día del mes pasado, recibí mensajes por Facebook, casi simultáneos, de tres personas diferentes que sabían de mi relación con Roque. Todos decían algo como "Tatiana, ando por la zona colonial y la gente está diciendo que Roque murió esta mañana." No lo creía hasta que logré hablar con su hija. Y las lágrimas se me salían otra vez. Sabía que a su edad podía pasar en cualquier momento. Pero todavía no lo creía; no imaginaba el Conde sin él. Esa noche pasé por la funeraria donde su esposa, hijos y hermanas me abrazaron como a otro familiar más. Aún habiendo pasado cinco años de ello, me presentaban a otros amigos y miembros de la familia como "la que hizo el reportaje de Roque y Antonio."
Me resulta casi mágico ver lo mucho que un reportaje fotográfico puede afectar a los personajes, a la familia de los personajes y a mí como fotógrafa. Los vínculos que se crean entre fotógrafa y sujetos (personas que hasta hace unos días eran extraños) para mí no tiene precio. No cambiaría mi trabajo por nada.
Me resulta casi mágico ver lo mucho que un reportaje fotográfico puede afectar a los personajes, a la familia de los personajes y a mí como fotógrafa. Los vínculos que se crean entre fotógrafa y sujetos (personas que hasta hace unos días eran extraños) para mí no tiene precio. No cambiaría mi trabajo por nada.
Excelente reportaje, acabo de leerlo completo y hasta los ojos lloroso tengo, pero quiero agradecerte todo lo que has hecho y si eres parte de la familia, eres un ser maravilloso y te deseo lo mejor. Cuidate mucho, un abrazo.
ResponderEliminarHermoso reportaje...
ResponderEliminarIncreible reportaje. Muchas felicidades.
ResponderEliminarUna que otra vez me senté a su lado. Nunca desee preguntarle algo pues me parecía una persona que había respondido suficientes preguntas. Sin embargo nunca necesite de sus respuestas, algo en él tenia un efecto calmante en mi. El simple verlo al pasar era una razón para sonreír y olvidar algún mal que ese momento me atormentaba.
Nunca supe su nombre, hasta ahora. Para mi siempre ha sido el Don de la zona que me inspiraba a vivir. Sin alguna vez hablarle siempre supe que era un ente muy especial. Veo que no estaba exagerando cuando al verlo por primera vez supe que es uno de esos personajes que la historia escupe en raros momentos.
Gracias por tu historia.
Huuuaaa maravilloso, Don roke era un ser maravilloso ,yo recuerdo en los 90 yo estudie en el colegio masonico y siempre pasaba por la sanche y Don roke me desia como esta el chef ,y era que yo vendia empanada en el conde de tarde entre 1990 y 95 ,Dios te tenga en su gloria gran alma del senor Don roke un asta luego ,mi pay,.,
ResponderEliminarQue historia tan linda..........gracias por contarla........
ResponderEliminarTe felicito grandemente por ese gran corazón al contar esta gran historia de un gran hombre. Dios te bendiga!!!
ResponderEliminarTatiana : Todavía recuerdo la felicidad y la sonrisa de mi padre al hablar de tu persona. Gracias por plasmar ,con la magia de tu lente y la espontaneidad de tu mirada, momentos tan significativos para nosotros, en la vida de mi padre y mi tío. Mirar esta foto de nuevo rememora de nuevo en mi mente instantes inolvidables. Pudiste darte cuenta que estos dos seres eran de otro mundo. Nos robaste el corazón a todos!!
ResponderEliminarmuy linda la historia, pero deberias hacer una sobre las esposas de estos señores que tambien pasaron muchas calamidades y sufrimientos
ResponderEliminarWaooo! Simplemente humano y conmovedor, Bendiciones para ti tatiana. Me pregunto si haras el guion para la pelicula, seria genial actuar en ella!
ResponderEliminarMuy buen trabajo. Grandes memorias. Saludos!
ResponderEliminarRey Andújar
Excelente Historia!! confieso que ya había visto a Don Roque en el conde pero no conocía su hermosa historia, tampoco sabia que ya había muerto, lo cual me entristece . Aun así, tengo el honor de decir que yo fui una de la que fotografió a Don Roque, tengo una interesante foto de él jugando ajedrez frente a la plaza Lombas.
ResponderEliminarWow, has logrado captar la esencias de un alma que solo emanaba amor por el mundo, con una vida complicada, pero llena de felicidad y paz, me hubiese gustado conocer a Don Roque !! Gracias por dejarnos entrar en la vida de este personaje el cual no morirá... < por que no será olvidado >
ResponderEliminarTatiana, me encantó este trabajo narrativo sobre Roque. Yo tuve igual que tú la posibilidad de entrar en su intimidad y fotografiarlo y por eso la gente que me aprecia y sabe de amistad con Roque me manda constantemente este enlace. Te felicito sinceramente por estas fotos tan honestas y maravillosas sobre Roque. Gracias!
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