jueves, 21 de febrero de 2013

VOLVIÓ LA RUBIA

- Dime, qué e lo quiere?
- Nada, gracias.
- Coge una paleta mami, pa ir chupando.

Después de años sin subirme en una voladora, estaba en una de camino a hacer fotos en San Juan. Un vendedor de dulces y casabe insistía en que le comprara algo antes de que la guagua saliera.

Llegué a la parada de Pintura temprano, faltando cinco para las 7. El pitcher me dijo que a las 7 salíamos. Cuando me subí habían sólo 5 personas más; parecía que iba a ser un viaje cómodo. Lo que se me olvidaba es que estas guaguas no tienen un horario real y hasta que no se llenan no salen. Así que lo que empezó como un asiento con mucho espacio en mis pies para mi mochila, media hora más tarde terminó siendo cuatro personas en sillas para 3, con el bulto de mi vecino casi encima mío y mi mochila mandada para la ventana delantera. Por lo menos cada vez que el chofer cogía una curva y mi mochila se rodaba, el chofer y el pasajero al lado suyo la agarraban para que no se deslizara hasta el piso. Y así mi cámara se mantuvo viva durante todo el viaje. Pero había otra cosa que no sé si llegó viva hasta la última parada.

Alguien pagó dos pasajes para usarlo en maletas. Las dos sillas se aprovecharon al máximo, y poco a poco el pitcher las empiló hasta el techo con latas, sacos, maletas, una mesa y una ponchera. La ponchera era blanca y dentro tenía una funda de basura negra, pequeña, como del largo de mi antebrazo. El pitcher puso la ponchera en un hueco donde no se aplastara. Yo estaba sentada al frente, casi al lado de esos bultos. En lo que se llenaba la guagua, miraba hacia atrás y veía que, siendo la última parada de la guaga cerca de la frontera, casi todos los pasajeros eran haitianos. En una de las veces que me giré, la funda negra se estaba moviendo sola. Había algo vivo adentro. Se me habrá notado la sorpresa en la cara porque dos haitianos me miraron con complicidad y se rieron. Ellos sabían lo que había adentro de la funda. Yo supuse que era una gallina o un gallo de pelea medio muerto, un animal que alguien se comería más adelante.

La guagua seguía. El tipo al lado mío me quería convencer de que le diera mi teléfono diciéndome "Pero y si tu novio te pierde? Tú necesita a alguien por si acaso." En otras palabras, un novio "back-up," lo cual sonaba mejor que el imaginario que me inventé para no darle mi número en un principio.

En un momento se oyó un maullido que salía entre la pila de bultos. La funda negra se movía y ahora maullaba. No era una gallina, no. Pero, sería un gato? Quién metería un gato vivo dentro de una funda plástica?  Mi curiosidad aumentaba. Los haitianos todavía me miraban y se reían.

A un lado de la carretera la guagua recogió un niño de 13 años, Aneudie, que nos iba a hacer un performance a cambio de dinero. "Cántale algo a la rubia," dijo el pitcher.  Ah, la rubia. Hacía mucho que nadie me decía así. "Esta canción va dedicada a ella de parte del chofer," dijo Aneudie cuando me empezó a cantar una bachata. Luego de otra canción y de recoger su propina, la guagua lo dejó en la misma carretera, ahora un poco más alante, en busca de nuevos clientes.

Me seguía girando a analizar la bolsa misteriosa, hasta que al fin pude ver un poquito más. De repente una patita salió por un huequito cerca del nudo de la funda. No era la pata de un ave, ni  de un mamífero: era reptil. La patita se estiraba hacia afuera muy lentamente, como la mano ciega de un muerto saliendo de una tumba en una película de terror. Nada más se podía ver, sólo aquella pequeña patita con uñas que parecía la mano de un mini monstruo, con la particularidad de que su movimiento lento y perdido parecía más bien un grito de ayuda que una amenaza. Mientras, yo todavía seguía sin entender qué animal era. Más pasajeros subían y otros bajaban, y la ponchera con la funda seguía ahí al lado de la puerta. Uno que otro pasajero nuevo apoyaba su mano en ella y me imaginaba al "monstruo" mordiéndola.  Finalmente le pregunté al pitcher, "Qué e lo que hay ahí adentro?" La respuesta: una jicotea.

(Foto hecha con celular. Perdón, no tengo iPhone, esto es lo mejor que mi camarita puede hacer. Miren las uñitas en la esquina inferior izquierda.)

5 comentarios:

  1. De repente pense que era un Gremlin, me encanta como la descripcion hace imaginar todo tipo de bichos extravagantes

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  2. "Jicotea, Jicotea, Jicotea, saca la cabeza pa que te vean!!!" jajajajaja, me encantó!

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  3. Pense que no preguntarias lo que era.jaja welcome back rubia, me hacia falta.thumbs up

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  4. Bienvenida Rubia. Espero ver pronto mas posts. Son muy buenos.
    P.D.: Me parece que ese animal es una especie protegida. Que lastima.

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